La percepción del dolor

Cuando decimos “tienes que pensar que no es nada”, “mira el lado positivo”, “enseguida se pasa”, es sencillo aconsejar, pero hacerlo cuando tienes dolor, no es tan fácil.

Los pensamientos catastrofistas y las creencias de cada uno sobre el dolor, influyen en la intensidad de éste. Imaginemos a un boxeador, él asume los golpes con el fin de ganar el combate. Claro que los golpes duelen, pero su sistema nervioso ha aprendido a normalizar el dolor. Si ponemos en una misma situación: un esguince de tobillo, a un boxeador y a una bailarina, la percepción del dolor será muy diferente entre ellos, porque el sistema nervioso del boxeador ha aprendido que el dolor, no siempre lleva un factor negativo, ya que aguantar el dolor, le lleva al objetivo que quiere, que es ganar la pelea.

Lo que aprendemos, modificará nuestros pensamientos, y esto, determinará la intensidad y el efecto del dolor.

¿Por qué las personas mayores se quejan menos? la vida que llevamos hoy, es muchísimo más cómoda y por lo tanto se sufre menos en general. Nuestros mayores han aprendido a lo largo de su vida a relativizar el sufrimiento, no es que no les duela, sino que su sistema nervioso ha aprendido.

Si tuviéramos que hablar de una enfermedad en la actualidad que tuviera una gran influencia sobre el dolor, sería la depresión. La depresión lleva consigo la presencia de pensamientos catastrofistas (no me voy a recuperar, esto me duele demasiado, cada vez estoy peor), también, tiene añadido síntomas de dolor muscular, esto provoca que el dolor se haga crónico y que aumente la depresión, con ello, aumenta el dolor, y provoca de esta manera un circulo vicioso, en el cual se necesita la ayuda de diferentes profesiones: fisioterapeutas, Psicólogos.

La creencia de que el dolor indica daño físico, da lugar a que nos movamos menos, dejemos de hacer ejercicio o cosas que nos gustan, por miedo a que el dolor aumente, esto provoca un peor pronostico en la recuperación, ya que al dejar de hacer cosas agradables, nos sentimos peor por no hacerlas, influyendo en nuestro estado de animo y a su vez en el dolor.

Hay que entender el dolor, como una llamada de atención, algo bueno que nos avisa para ver que esta pasando, e intentar buscar el origen del problema, y no pensar en que el dolor es el problema.

Juan R. Carrasco Martínez.

Fisioterapeuta.

Osteopata.

Master TMO en el tratamiento del dolor.