Trocanteritis

Trocanteritis

¡ El médico me ha dicho que tengo una trocanteritis ….. o como se diga!.

Uno de los motivos de dolor más habituales que me encuentro en mi consulta: la trocanteritis, es un dolor crónico, que en ocasiones cursa con episodios de dolor agudo en la parte lateral de la cadera. Suele ser en un punto concreto, pero también puede dar dolor irradiado a lo largo de la pierna, hasta la rodilla o incluso pude llegar al tobillo.

Dolor Lumbar

Dolor Lumbar

Me duelen las lumbares!!!!, es uno de los principales motivos de visita que me encuentro en consulta. A nivel lumbar hay un gran número de publicaciones (investigación) y por lo tanto el conocimiento de los tratamientos es mucho más efectivo.

Como decía, el 85% de los pacientes que vienen a mi consulta es por dolor lumbar, y de ellos, el 90% vienen con dolor lumbar crónico. Podemos deducir que lo importante no es sólo el dolor lumbar, si no poder evitar que el dolor perdure, ya que son muchos los factores que ayudan a la cronificación del dolor como el estrés, las preocupaciones o simplemente el hecho de no poder practicar tus hobbies, la falta de tonificación a nivel muscular tiene una gran importancia como causa para que el dolor se mantenga en el tiempo.

Estados de ánimo

Estados de ánimo

De forma muy especial quiero tratar este asunto por la importancia que tiene y desde la experiencia que día a día mis pacientes me están aportando en mi profesión.

El estrés, la ansiedad, depresión y, a veces, tristeza son cuadros que con demasiada frecuencia aparecen en nosotros y que en ocasiones no somos conscientes de ello.

Comienzan, generalmente, con lo que llamamos coloquialmente “bajones”, “no puedo más”, “desde hace unos días estoy decaído”. Una de mis pacientes lo denominaba, como dolores del alma.

Las contracturas

Las contracturas

En primer lugar, es importante saber que cualquier músculo del cuerpo necesita más energía para relajarse que para contraerse. Las células musculares son las encargadas de transformar los azúcares, grasas y oxígeno que transporta la sangre en la energía necesaria para la contracción/relajación muscular.

Si un músculo se ve sometido a un esfuerzo sostenido -no necesariamente por movimiento sino también por tensión nerviosa o posturas incorrectas- y hay una circulación sanguínea lenta o deficiente, corremos el riesgo de agotar las energías en esa zona y favorecer la aparición de una contractura.